Una noche de escuela regresaba a casa con un puñado de tareas y cuatro libretas .
Una noche de escuela, me subí a la banqueta y en mi camino me encontré contigo.
Una noche de escuela, estrellas y lluvia , regresaba a casa . Levanté la mirada y me sonreíste .
Una noche de escuela, regresé con tus manos en mi corazón.
Y así, regresé bajo la lluvia con mis manos llenas, y tú sujetando todas mis fantasías . No importó el frío porque parecía que cada gota que caía de tu hermoso rostro adornaba más que palabras. Cada suspiro jadeante al correr, era el único aliento que sofocó mis desilusiones.
¡Bendita lluvia que acarició nuestros cuerpos adolescentes!
Benditos ojos
Benditos labios
Benditos susurros
Yo contigo y la lluvia como testigo.
Tú en mis días y yo en aquel presente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario