VENENITO

domingo, septiembre 24, 2017

La fiesta

Entré al vestidor.  Siempre con las mismas espectativas:  llevar cinco vestidos para probar y que alguno me haga ver linda. 

Desafortunadamente de esos cinco vestidos;  dos me quedaron  pero no era el adecuado,  uno estaba demasiado entallado (parecía salchicha ) y los últimos dos,  ni siquiera me entraron.  Mi hijo estaba conmigo,  creo que el conoce mejor mis lunares y lonjas que el hombre que tengo como esposo. - Mamá  no me gustan, te ves un poco gordita- dijo .  Un día mi hijo me preguntó  porque estaba tan panzona y gorda.  Es verdad,  decimos que no importa,  pero cuando tu hijo te lo dice,  te da en "toda la madre".  Lloré.  Juro por Dios que nunca me importó que otro hombre me criticara;  jamás se es lo suficientemente bonita.  Me dolió que mi hijo lo dijera,  no por ser gorda,  sino porque hasta ayer,  era la mujer más hermosa del mundo para él, con todo y mis gordos, mi papada y todo.  Le contesté: -"Todas las mujeres somos hermosas,  con todo y que estemos panzonas,  gordas.  Si no me queda el vestido es porque no me queda y punto" - ¿En qué momento tu hijo de cinco años se volvió tan fijado en una estética humana femenina?  - pensé para mis adentros. 

Con todo y éso,   pude encontrar un traje.  Traté de no pensar en mis defectos físicos.  No hago ejercicio,  no como saludable, así es que mi lista de "no" es tan infinitamente larga,que mejor, busqué  en Internet alternativas para chicas curvi.

Esto me hace pensar que,  si yo me dejara influenciar por parámetros,  jamás saldría a la calle.  Y entonces al mirar a las mujeres curvi;  tan lindas,  tan confiadas y sobre todo seguras de sí,   me devolvieron mi alegría.  

Todas debemos sentirnos orgullosas por la belleza que poseemos.  Mi belleza no está  en un vestido,  o en los ojos de mi propio hijo.  Esta en los míos y lo hermosa que me siento con ser yo.  ¡Me amo con una chingada!

Posdata: Entonces fue que Venenito se sintió tan poderosa.