Mis labios pronunciaban tu nombre, te abracé y me dejé llevar .
Recordé entonces las palabras de mi madre: a los hombres se les conquista con un fruto . Sé que un día llegará aquel muchacho por quién sientas cosas especiales.
No quería que me vieras, sólo pensaba en tocarte y que pensarás que mi inexperta intimidad no te llenará de mi apasionamiento.
Anhelaba ferviente sentirte dentro de mí. Entonces te besé en los labios y luego comencé a tocarte el miembro. Froté mi vientre con tu sexo y luego te quería dentro. Miles de lenguas me supieron dentro.¿ A qué sabías ? Me supiste a remordimiento y tentación. Deje entonces los juegos y comencé a desvestirme. Poco a poco te recosté en la cama y comenzaste a tocarme . Bajaste tu pantalón tan desesperadamente y me preguntaste- ¿Estás segura ? - para entonces yo, sólo respondía a mis fuertes latidos. Gemía rico mientras te susurré -si, anhelo tu cuerpo-.
Entonces me tomaste sutil pero firme por la cintura y me montaste encima de ti. Sonreía y me complacia y volviste a preguntar entre besos -¿Estás segura ? - para entonces mi cuerpo dejó de anhelar y mi razón cobró voz.
-No- en éste momento ya no. Y así fue que, salté de ti para seguir en mí.
Posdata : aún conservo las palabras.