VENENITO

jueves, abril 16, 2020

Via crucis



"A coelo usque ad centrum": Del cielo al centro de la Tierra.


Me asomaba por las rejas de mi casa. Aquellas rejas que sólo me invitaban a soñar historias. 

Me sentaba en las tardes en las escaleras azules de fierro, aquellas que vieron florecer el jardín de mamá.
Ése fue mi lugar favorito en toda la casa durante muchos años. No era un lugar oculto, más bien estaba a la vista y la gente podía mirar  por las rejas y admirar el jardín de mamá. Adoraba las rosas que crecían allí; con todo y las cubetas de agua que mamá me hacia cargar.  Era como cumplir una gran misión. 
Un Viernes Santo, me senté por la tarde en éste lugar mágico. El sol del atardecer estaba en su máximo esplendor (perdía la noción del tiempo). Me asomaba y la gente me veía al pasar. Yo solía imaginar mis aventuras de mujer adulta. Hasta que escuché un grito. - ¡Alma, ven a ayudarme a sacar la mesa, la misa vecinal está por comenzar!-  Fui, al mismo tiempo que pasaba por el rosal, me rasguñé la cara. Me dolió tanto que comencé a llorar. -Pero, ¿Qué te pasó Alma?- dijo preocupada mamá. ¿Te pegó tu hermana? - No, sólo es que al bajar las escaleras tu rosal, me rasguñó la cara- Le respondí en sollozos, mientras me limpiaba la sangre de la cara.

Entonces mamá me dijo con voz relajada: -Ah, entonces lo que te pasó fue por pendeja distraída. Sigue soñando e imaginando pendejadas, ahí sentada pinche huevona. Que Dios lo ve todo, lo sabe todo, quién sabe que andabas imaginando.

POSDATA: Después de ése día no me volví a sentar allí, tampoco miré jamás por las rejas. Más bien, busqué un mejor lugar ; llegar  a la tierra sin heridas. Y entonces, comencé a hablar con la Luna, en la mesa del jardín.

Cogitationis poenam nemo patitur: Nadie debe ser castigado por sus pensamientos»