A veces siento un amor
por la tierra, un anhelo
de recostarme en el suelo
para absorber su vigor;
Un impulso seductor
de sembrarme sin recelo
como buscando consuelo
en su maternal calor;
Y otras veces, tan ardiente
angustia desconocida;
que, en la yerba adolescente:
Quisiera dejar caída
mi carne sola, inconsciente,
descansando de la vida.
Elías Nandino
Nocturnos Intemporales
Posdata: Llegando de malas y leo ésto; La vida quiere algo.
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