Mis demonios están despiertos; hablan más claro los puedo entender. Antes me daban miedo y hacía como que no existían, hoy comprendo lo que me dicen .
Ayer salió mi demonio de mil furias; aquel despiadado que rompe todo a su paso, incluyendo mi corazón. Esta vez, lo dejé destrozarlo, quizá así se calme; ya no tiene nada más que romper (todo lo frágil y de valor, dejó de serlo). Fue cruel y me dijo todo aquello que me negué a escuchar por toda mi vida ; no figuro en ningún universo familiar, amoroso o fraterno; no pertenezco. Así pues, desplazada e ignorada, acepté , por fin, que no soy parte, ni juez, ni testigo; solo un humano que duerme, come, respira por vanidad del destino... Le agradecí por su sinceridad.
No hay nada más que romper -soy libre de apegos - grité.
Soy más fuerte que ayer; dejé de sentir, compasión y lástima por mi.
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