HIERBAS MÁGICAS

Siempre he padecido de migrañas. Alguien dijo una vez que se debía a mi obsesiva, depresiva y volátil sensación de siempre estar en lo correcto. Yo digo que ése wey era un pendejo. Capítulos reprimidos vienen en mis lapsus de migraña ; aquellos a los que me dediqué  a ser infeliz, creyendo que la felicidad se encontraba en la belleza del cuero: al final se me arrugó. Lo jodido fue darme cuenta en éste momento, lo terriblemente chingado es que lo supe cuando me mire al espejo (no me dolió tanto enterarme si me lo preguntan, pues fue en un ataque de migraña y para ser sincera en ése estado, todo se lo lleva la chingada).

Me estreso es verdad, lo seguiré haciendo hasta mi último puto día. Pero el día de hoy lo dejaré a mi creencia espiritual; "el mal de ojo" EXISTE SEÑORES y  me vale verga que no crean (después de todo el resultado nunca cambiará ¡Qué más da! Sea cual fuere el motivo que lo causa, es un mal del que padezco).

Y...entre tanta incongruencia. Quiero mencionar la más grande de todas. Mi señor Mandril me curó con sus hierbitas mágicas, un baño de rosas con pirul, me dejaron pendeja. Sólo así se curó MI MIGRAÑA, MI VÓMITO, Y MIS PENSAMIENTOS DE VENGANZA. Lo disfrute, y creo que ya lo odio un poco menos. ¡Vaya sorpresa!


Posdata: Comienzo a pensar que los remedios del Señor Mandril curan el alma. Ya lo saben, un baño de rosas con pirul curan todos los males. Amén Señores.