Estaba tan apurada, que sentía que el mundo se me venía encima; los trastos sucios en el fregadero, un piso lleno del lodo, por el perro travieso al que todavía no educo, aquella planta media seca encima de mi mesa y entonces, tiré la sopa. La única sopa que había hecho para la comida (la misma que ahora estaba regada por toda la mesa, sillas y parte del piso con lodo) La RE-PINCHE SOPA que estaría acompañada con el estofado de pollo. Ya no pude más, en cualquier momento llegaría mi suegra a comer y yo, hecha un manojo de lagrimas. Lloré por la impotencia, la desesperación; sobre todo porque no soy "la mujer perfecta".
Escuché a lo lejos una vocecita que dijo:
-"Tú eres la mejor mamá del mundo. ¿Puedo ayudarte a recoger la sopa? O si prefieres, te pongo tu música favorita, pero no llores. Todo lo que haces siempre te queda de lo mejor del mundo"-
Entonces le contesté:
¡Lloro de alegría mi amor, gracias a dios te tengo en mi vida! Y si, puede que me sienta un poquito mal, pero sabes, es importante respirar profundo y seguir. "Yo creo que tu abuelita comerá estofado con unos ricos panecitos".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario