Posdata: Las palabras de aquella diosa moribunda al confesarse todas las noches con su almohada
se quedan ahí, rotas.
Ya lo escribía Umberto Eco
Nada hay en el mundo, ni hombre ni diablo
ni cosa alguna, que sea para mí más sospechoso
como el amor, pues éste penetra en el alma
más que cualquier otra cosa. Nada hay que
ocupe y ate al corazón que el amor.
Por éso, cuando no dispone de armas para
gobernarse, el alma se hunde, por el amor
en la más honda de las ruinas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario