Vaya fragilidad la mía a la hora de enamorarme. Siempre pretendí ser quién se fijará en algo más que el físico. Uno no escoge de quién enamorarse pero llegado el momento, me gusta fantasear con los sentimientos del otro.
Quizá ése sea el problema. Existe el sentido de otorgar mi fantasía a la bonita forma en qué te mira. Sabes que le gustas y aún así adoras la timidez con la que te mira a los ojos. Es justo cómo recuerdo tus ojos. Esa es la forma en la que me hacías sentir; la sutileza de quién te sabe y te siente hermosa.
Tú me hacías sentir más que hermosa. Adoraba el sonido de tus palabras torpes, de tu mirada perdida y tus abrazos cálidos. Nunca teviste miedo al decir de frente todo lo que sentías, enojo, frustración, felicidad, nervios o expectación desmedida.
Así es como me enamoré de éste personaje, Jonathan me recuerda tanto a ti. Ahora lo sabes, nunca busqué a alguien, más bien siempre me dejé llevar por lo que me hicieran sentir. Yo siempre tenía los ojos en tí.
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