VENENITO

jueves, enero 31, 2019

Verónica

Mi cerebro es incapaz de recordar memorias detalladas. Recuerdo a Verónica gemir mientras la toco poco a poco, así mis dedos se sumergen en aquellos labios, suaves y jugosos. Al momento ella toca sus lindos pechos; rosadas toronjitas que lamo poco a poco. Ella me respira, me susurra y no entiendo lenguaje alguno que el de su lengua húmeda . Aveces no me besa (al principio me importaba, después dejé de hacerlo, pues ella sabía como manejar mis apasionamientos). Si es de su antojo, me rasguña la espalda, me desgarra, atormenta mis deseos de fantasía puerca. Verónica me sabe montar, para luego atraparme con sus ojos venenosos. Verla bailar en interiores y esas nalgas regordetas  llenas de encanto me hacen carnívoro en dimensiones que yo mismo desconocía, ansioso, hambriento, vago entre un desliz baboso y chorreante  de lujuría. Mis dedos se abaten entre sus brazas, ardo, entre llamas delirantes, mientras ella parece que proviene del mismo infierno, nada la afecta, nada la hace tan perfecta. Aquellos movimientos de satisfacción en círculo de sus caderas, mientras se frota en mi (malditos temblores seductores, curvos, rectilíneos, acelerados uniformes,  terminan por molerme entre sus piernas).  Así es como aquellos benditos senos me dejan descubrir más que su ser, es como acariciar su alma  intangible, rosa, suave.  Verónica me deja entrar, tocarla, acariciarla, morir en sus palabras, renacer, reencarnar y hacerme inmortal. No, no recuerdo mucho de Verónica, tampoco de su gusto por el chocolate o el olor a girasol que expide su piel canela... De éste modo es cómo un pinche nombre termina con mis noches, en tanto su energía se quedó conmigo por siempre. Mi adicción tomó un significado.



foto: Nalgas y Libros.com

Posdata: ¿Agua o aceite? ¿Rojo o rosa?  ¿Sueño o Fantasía? ¿Inspiración o recuerdo?
¿Veneno o Antídoto? Nunca lo descubriré pues si fuere lo primero, acepto con gusto el tormento de su infierno.

No hay comentarios.: