No sé ni como empezar. No sé cómo terminar- Me pregunto si es banalidad preguntarte sobre la forma de mis lunares- Nunca dirás lo que quiero. Tampoco dirás lo que piensas. A éstas alturas, la banalidad de mis ideas me inundó de complejidades.
¡Hombres a la puta mierda!
No sólo es hablar de la forma. Es hablar de qué tanto conoces a alguien. Decir que estoy estriada, que estoy celulítica... Vaya forma de demostrarme la poesía de una verdad cruda. ¿NO CONOCEN LOS POEMAS DE UN CUERPO AMORFO? ¿Acaso no inspiro nada? - Me siento como una total niña cuando le dicen que los reyes magos no existen. Pensaba que los hombres se inspiraban con un cuerpo desnudo (malditas canciones románticas, siempre me llenan la cabeza de mierda).
"Los hombres no fantasean con una perfección imperfecta".
-No te compliques más- ya no quiero poemas le contesté.
No, un mapa no soy. Es obvio que lo evidente si lo notas y que ni los poemas, la magia, chispas, adornarán la imperfección. Era bonita la idea de pensar que quizá, era tú musa. Evidente es que te gustan los recuerdos de aquella mujer que fue. ¿Quién ama la mujer que ahora soy?
Levanto la mano por mí. Yo como centro y tú sólo como mi pobre espectador.
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