Y si, regresé al sendero que decidí caminar pero ahora llevo un sombrero, una capa, escoba y mis libros....
No tengo alas, perdón mi niña ; sólo que aprendí a volar sin ellas; me hacía falta mi voz para que emergiera la magia. La capa como abrigo, nunca necesite de brazos para sentir calor. Y a éstas alturas el sombrero lo uso por vanidad (los trucos se los dejé a los libros que ahora escribo yo).

No hay comentarios.:
Publicar un comentario